Inexplicablemente, en una época de creciente represión, las motos para disfrutar de la carretera son cada vez más raras. Para el carnet A2, te están machacando con roadsters y trails pero lo tuyo es un perfecto de cuero, un jet y un pelo de viento (bueno, los que sobresalen del jet). Y aquí, puedes elegir un neo-retro vintage (vamos a desgastar este nombre de tanto usarlo), o un custom.
Si para la primera categoría, se pueden encontrar algunos modelos, para la segunda, hay una carencia pura y dura. Algunas marcas ya no las ofrecen, ni siquiera para la categoría A2 ni para los titulares del carné A del Santo Grial. ¿Han acertado las normas Euro 4 o las marcas están capitulando ante el monstruo americano?
¡Oh sí, el aspecto «motero» en un roadster no lo hace realmente! No me malinterpretes, un traje de cuero también te convierte en motero, pero estamos hablando de aficionados al cuero con flecos (o sin ellos) y chorros.
¿Qué te queda entonces? Una Vulcan de Kawasaki, bastante bonita es cierto, una Harley-Davidson en A2 pero para empezar, es una apuesta arriesgada y quizás cara también…
¡Lo hemos encontrado! Finalmente, Honda ha encontrado y ofrece la CMX 500 Rebel. El nombre lo dice todo.
Realmente tiene el aspecto de una moto custom sin parecer tampoco una moto pequeña, aunque su motor sea tres veces más pequeño que el de algunas Twins, puntualiza el concesionario de motos segunda mano Sevilla Crestanevada.
Llantas de aluminio de 16″, un simple guardabarros delantero, un pequeño faro redondo, un pequeño depósito de combustible, un asiento individual y un pequeño reposapiés, ese es ya el esquema de tu futuro corcel.
Es curioso ver la ola dibujada con su manillar en cresta para bajar a lo largo del depósito hacia el asiento bajo (690 cm) para subir al guardabarros trasero. Una línea casi femenina, creo.
Negro para el motor, las llantas, el silenciador, los amortiguadores traseros y el chasis, un gris mate para el depósito y el guardabarros trasero, el tono está marcado, es bueno, saca el perfecto, vamos a probarlo.
Una pequeña nota falsa, sin embargo, ¿qué es esa luz trasera? Resulta aún más extraño que en la parte delantera se vean directamente los intermitentes que se utilizan como luces de estacionamiento. Podríamos haber esperado tener sólo los intermitentes traseros, que habrían combinado todas las funciones, incluyendo la luz y la parada. Es una pena, lo estropea un poco.
Bueno, el perfecto, se me olvidó en el programa, tendré que remediarlo para las pruebas de 2018, pero un buen cuero vintage me vale. ¡Un pequeño chorro, tengo eso, acabo de recibir uno para una prueba, es un buen momento, para el cabello ventoso, no crecieron lo suficientemente rápido, pero la idea está ahí!
Me subo a la moto, bueno, me siento en el sillín por la altura, y busco el encendido. Al igual que los reales, el interruptor está en el lado izquierdo, hay que saberlo. Llave en su sitio, contacto puesto, el pequeño contador se ilumina pero no del todo. Es redondo, de 10 cm para estar completo, pero sólo se ilumina un rectángulo en el centro. Los indicadores tienen lugar por encima y por debajo. Gran velocímetro, tiempo, viajes y un indicador, una buena idea teniendo en cuenta los 11,2 litros a bordo.
No hay cuentavueltas ni indicador de marcha, pero ¿qué utilidad tendrían? Este no es el espíritu del Rebelde.
Presiono el arranque y aquí estoy dejando la tierra… oops, todavía no. El bicilíndrico en paralelo de 471cc arranca con un sonido agradable. Hay que decir que este punto ha sido estudiado por Honda, para que no acabes con un ruido de gasolina y está bastante conseguido con su silenciador de 12 cm de diámetro, sus dos cámaras de resonancia y un orden de encendido de 180º. Incluso han llegado a emitir pequeñas vibraciones para acompañar el chirrido del motor. ¡Bien!
La guinda del pastel es que no pierde nada de su belleza durante la conducción. Por supuesto, tampoco esperes una nota de escape al estilo HD a toda potencia, pero en general, es agradable y favorecedora.
Pongo la primera en marcha, pongo las piernas en los estribos en la posición media. Ouch, no hace falta tener las piernas grandes, son un poco apretadas y en un viaje largo, me hubiera gustado tener un poco más de espacio, o incluso mandos avanzados, ¿no estaría bien?
Veamos lo que nos depara este gemelo, 34 kw (o 45 CV si lo prefieres) a 8500 rpm. Se trata de un poco y de un mucho: una potencia limitada que permite acceder al carné A2 pero lo suficientemente alta en las revoluciones para no ser linfático. Nuestra pequeña Rebel tiene mucha garra, y los 43,2 Nm de par a 6.000 rpm también permiten disfrutarla sin tener que jugar demasiado con el selector. El motor bicilíndrico es bastante suave y agradable de conducir, incluso si no quieres ir demasiado bajo, pero te permite rodar a buen ritmo sin forzarlo, enrollarte en las curvas y disfrutar de la conducción, eso es todo lo que necesitas.
Por supuesto, puedes llevarlo por las carreteras principales, pero la autopista no es lo suyo, la ausencia de protecciones te convierte en el perfecto cortavientos y aunque la velocidad máxima esté muy por encima de los límites impuestos, puedes sentir que no es lo suyo.
No, lo suyo es ir por las carreteras secundarias. La longitud extra en comparación con un cubo grande que se basa más en el par motor le permite acelerar y adelantar sin tener que cambiar de marcha, aunque no hay mucho que reprochar a esta caja de cambios.
Disfrutar es la palabra clave para esta CMX, el manejo es genial, no hace falta un manual de instrucciones, es muy fácil de conducir, especialmente para una moto custom. Se balancea fácilmente de una esquina a otra. Con sólo 190 kg a plena carga, es bastante ligera, sobre todo si la comparamos con los 238 kg de una Street Rod o los 229 kg de una Vulcan S, a pesar de que llevan un poco más de combustible a bordo. Una vez más, se trata de un argumento a favor de la facilidad de uso.