Destinados principalmente a los titulares del carné A2, los modelos de 300cc ofrecen argumentos que no los limitan a esta categoría. Encantadores en más de un sentido, podrían seducir a los decepcionados por la carrera por el poder y a los que no se sienten atraídos por los scooters. Crestanevada Motos revisa para ti dos de los rivales más populares de este segmento. ¿Deseas una moto de ocasión a un precio increíble? No lo dudes… encuentra tu moto segunda mano en concesionario Crestanevada.
La CBR 300 R, que apareció el año 2013, tiene que vérselas este año con nuevas rivales, la primera de las cuales es sin duda la Kawasaki Z300. La Yamaha YZF R3, que evaluaremos en breve, está en una liga mucho más deportiva y, en nuestra opinión, debe probarse por separado, al igual que la formidable KTM RC390 que os presentamos en 2014.
Mientras que la Honda es una deportiva disciplinada (el tren trasero recuerda al de la CBR1000RR 2004-2007), la Kawasaki imita brillantemente las ventajosas curvas de su hermana mayor de 800cc, y es todo un acierto. De nuestros dos protagonistas, la Kawasaki es sin duda la más popular. Su aspecto despojado de streetfighter está más en sintonía con los tiempos que el de su rival, en un momento en que las motos deportivas están perdiendo atractivo en muchos mercados.
Sin embargo, en lo que a acabados se refiere, las dos motos japonesas están igualadas, es decir, en estándares aceptables pero no trascendentales ya que, tanto en una como en otra, algunos materiales, las chapas en particular, ya mostraban la mordedura del tiempo…. En cualquier caso, digamos que la Kawasaki ofrece una plástica plenamente coherente mientras que la Honda flojea sin duda por su voluminoso silencioso y, quizá, por sus colores, ciertamente dinámicos e inspirados en los de la HRC, pero que no la destacan especialmente. En resumen, la Honda parece más banal que su rival, y las llantas de la Kawa no son para menos.
No es fácil establecer una jerarquía en este campo: los instrumentos son equivalentes, ofrecen lo esencial pero olvidan todas las aportaciones potenciales de la electrónica, como un indicador de marcha. Sin embargo, no hay que pasar por alto que se trata de máquinas de gama básica y que, como tales, ofrecen lo suficiente. Por supuesto, sería injusto comparar la Z300 Performance que probamos con una CBR estándar. De hecho, en esta configuración específica, la Z destaca por su escape de carbono Akrapovic, sus redes para las llantas, su respaldo y la protección de su depósito; que hacen que el precio de la Z300 sea casi 1.000 euros superior al de una CBR estándar, lo que es considerable, aunque la Z también ofrezca un embrague asistido, que no es muy útil en una moto de 300cc.
En la versión Performance, el equipamiento del Z marca la diferencia, pero cuesta 1.000 euros más… El Honda lo compensa con unos asideros bien diseñados y un cuadro de instrumentos más atractivo y fácil de leer porque su pantalla digital no está desplazada respecto al cuentarrevoluciones. Olvídate del almacenamiento bajo el asiento en la Z300 y, ya que estás, olvídate también de tu pasajero, porque es el respaldo o el asiento. En la CBR, hay un pequeño compartimento para discos bajo el asiento.
Dado que estas dos avispas pueden cruzarse a 130 o incluso 140 km/h, la protección no es desdeñable. En este terreno, la Honda se ganará sin duda su aprobación: su carenado cumple su función e incluso un piloto alto se beneficiará de la burbuja que protege un poco el pecho e incluso las manos.
En la Z, la cubierta del faro hace lo que puede, pero nada más. Curiosamente, las posiciones de conducción que ofrecen nuestros protagonistas son muy similares, y la Honda es la menos deportiva gracias a sus tirantes elevados y a sus estriberas idealmente situadas. La tapicería de la CBR también es más suave que la de la Z, y el pasajero tampoco se queja de ello. Aunque no pudimos llevar a alguien en nuestra moto de pruebas Z300 (¡por culpa del respaldo!), cabe destacar que su pasajero se beneficia de unos apoyos más avanzados, que garantizan unas piernas menos dobladas; pero tiene que prescindir de los asideros y las suspensiones de la CBR son menos rígidas…
Revisión del motor y del rendimiento
Z300: 39 CV, 27 Nm, 170 kg con el depósito lleno; CBR300R: 31 CV, 27 Nm, 164 kg con el depósito lleno. Con semejante ventaja de potencia, se podría pensar que la Kawasaki no tendría problemas con el motor monocilíndrico de la Honda, pero no es así… De hecho, Honda ha suavizado las curvas de su antigua 250 en favor de la redondez, mientras que Kawasaki se ha centrado en las prestaciones. Así, si los valores de par máximo son idénticos, la CBR alcanza su rendimiento óptimo a 7250rpm, es decir, casi… ¡3000 menos que el Z! El resultado es una Honda mono que se llena mejor y está mucho más disponible en las revoluciones bajas e intermedias; de modo que el placer de la CBR se impone a las prestaciones de la Z, lo que te proporciona 10 km/h extra en el rango de velocidad máxima (+/- 160 km/h dependiendo de la altura y el peso del piloto). Por supuesto, interfieren datos subjetivos como el sonido del silenciador Akra o la admisión -ambos a favor de la Kawa-, pero si nos atenemos a los hechos, la Honda es, sin embargo, una compañera más agradable.
Balance dinámico
Nuestros dos invitados confían en su bajo peso para dotarles de una muy buena manejabilidad; una característica que apreciamos tanto en carreteras sinuosas como en la ciudad, donde nuestros 300 son las reinas de la improvisación: mucho más reactivos y precisos que la mayoría de scooters, se desenvuelven en el entorno urbano con brío. En carretera, los pilotos avezados también aprovecharán esta ligereza para lanzarse de una curva a otra a velocidades que pondrán una sonrisa en su cara. Aquí, todas las correcciones de trayectoria están permitidas, e incluso las (ligeras) frenadas en curva apenas se sienten. Es tan fácil como una 125, pero con más del doble de caballos; una ecuación agradable, incluso para aquellos acostumbrados a motos más grandes.
Los dos chasis de tipo «Diamante» son de acero y garantizan tanto la estabilidad como una rigidez aceptable, ya que la potencia disponible nunca les desborda y las suspensiones se las arreglan muy bien para hacer frente a la situación. El equipo de suspensiones es comparable en ambas máquinas (horquilla de 37 mm y monoamortiguador trasero), pero con la particularidad de que, en la Green, la potencia de amortiguación es mucho más limitada, especialmente en la parte delantera (10 mm menos de recorrido).
De hecho, en esta área, las dos motos se encuentran en una espiral elástica: la Kawa es más incisiva en superficies planas y la Honda se desenvuelve mejor en contornos de carretera más pronunciados. Una característica destacable -y no en el buen sentido- en la Kawa: la pequeña Z es muy sensible a los movimientos del combustible en su depósito, que influyen ligeramente en el comportamiento de la moto en las curvas, y esto se nota más cuando el depósito está medio lleno.
Los frenos son comparables, pero el ABS del Honda lo hace más agradable. Terminemos este capítulo dinámico con la frenada: ambas motos se ofrecen con ABS de serie y nadie se quejará de ello. También en este caso el equipamiento es similar y no es de extrañar que el rendimiento también lo sea. Tanto Honda como Kawasaki consiguen aquí un excelente nivel de deceleración; la potencia no es fenomenal, pero la progresividad está ahí y, siempre que utilices ambos frenos, las máquinas no tienen problemas para detenerse sea cual sea el tipo de conducción. ¿La diferencia entre ambos? El ABS del Honda es más intuitivo, ya que tiende a conectarse más tarde (especialmente en la parte trasera), y su intervención es más suave que en el Z300.
Balance presupuestario
En esta zona, no hay oportunidad para la foto; Honda es un ganador. Con un precio de catálogo de 400 euros menos para la versión base (900 euros menos que la versión performance en nuestra prueba), la CBR compensa su ligero déficit de prestaciones. Además, en el surtidor, el Honda consume un buen litro menos que el Z300 cada 100 km. Los promedios de nuestras pruebas fueron de 6,2 l/100 km para el Z300 frente a 5,0 l/100 km para el CBR. Dicho esto, no hay duda de que una conducción más suave y menos agresiva reduciría el apetito de la Z300 en un litro.
En conclusión
El carácter lúdico de estos dos juguetitos nos hace pensar: para ir al trabajo y divertirse en la carretera, una moto de 300 cc podría ser adecuada para muchos motoristas que han perdido el prestigio de las motos grandes. A menos que te desplaces a diario al trabajo y/o vayas en pareja, una moto que pueda circular a 130/140 km/h y apartarse fácilmente de una corriente de coches es más que suficiente en el congestionado tráfico actual. Estos «tres caballos» bastan para hacer reflexionar a los incondicionales de los grandes cubos e invertir en la ciudadela. Con, en este caso, una pequeña preferencia por el CBR…